2017. El Muro y el Cielo, Cárcel Vieja, Murcia, España.

El Muro y el Cielo. Cárcel Vieja. Murcia (2017)

Isométrica del conjunto

El muro

Los centros penitenciarios son los espacios creados por el hombre para aislar a otros hombres. Esa es la razón fundamental de su existencia. Y así, la arquitectura muraria es el instrumento que hace efectivo este aislamiento de unos hombres con otros. El muro es, en este proyecto que nos ocupa, símbolo y realidad del aislamiento del hombre por sus acciones o ideas. El muro es la barrera física impermeable que construye a un lado la libertad y al otro el cautiverio.

Mapeado de Murcia

Planta

¿Cómo entonces podemos revertir este efecto? Mies Van der Rohe  fue el arquitecto que rompió el carácter de encerramiento y utilizó el muro para “articular el organismo de la casa”. En su casa de ladrillo de 1924, el muro dejó de ser un límite y se transformó en fugas espaciales; el espacio murario se extendió más allá de él mismo y de esta forma creó un nuevo espacio con un modelo estructural tan antiguo como lo son los primeros asentamientos urbanos varios miles de años atrás. Desde Mies, comprendimos que el espacio puede ser fluido aún construyendo con muros.

Y así proyectamos.

Imagen de la fachada oeste

Sección oeste-este

El cielo

Desaparecido el límite que oprime el espacio, el proyecto fuga en vertical hacia el cielo y fuga en horizontal al abrirse a la ciudad.

El espacio fuga en vertical y se abre al infinito cielo, al día y la noche. El habitante  de este lugar ya no será más vigilado, sino que se convertirá en un observador del lento devenir del día. La luz y el aire atravesará cada uno de los nuevos espacios creados y este nuevo habitante respirará el cálido sabor de la libertad.

Y el espacio fuga en horizontal fluyendo de dentro a fuera y de fuera a dentro como el vaivén de las olas meciéndose sobre la arena. El plano horizontal se prolonga hasta conectar más allá del límite del muro, más allá del alcance de la vista, hasta la catedral.

Vista interior

Sección norte-sur

Imagen exterior

Vista nocturna cenital

La luz rebotará en la viejas paredes de una cárcel imaginaria esbozada por Piranesi, pues el muro con su espesor y textura persistirá como en los dibujos ruinosos del arquitecto y grabador italiano. La ruina es el rastro que deja la memoria. Por ello, la ruina debe permanecer como testigo del pasado y como partícipe del futuro edificio.

Pero debemos curar las heridas del pasado, y debemos sellarlas con oro como el Kintsugi, la maravillosa técnica de origen japonés que repara las fracturas de la cerámica con polvo de oro, plata o platino.  Una filosofía restauradora que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además embellecer el objeto quedando escrito su transformación e historia.

Con esta técnica restauramos el edificio. La cerámica es muro, el oro es la nueva y ligera arquitectura. Reparamos la memoria y sus fracturas rellenando de oro y vida los huecos del edificio. Una nueva vida para el edificio y sus habitantes. Nunca un edificio estará tan vivo habiendo estado tan muerto. Un nuevo equipamiento mestizo e insomne que agrupa dispares funciones y que nunca duerme…

Y creamos un jardín, donde había celdas, abierto al cielo y al sol. Donde antes había una estructura panóptica, símbolo de la opresión y vigilancia del opresor, ahora existe un espacio para la libertad. Ahora, el corazón oscuro y decrépito de la cárcel se ha transformado en un lugar luminoso y vivo.

 

El muro y el cielo